POR
QUÉ NO SE RECIBE SANIDAD DIVINA
© Sixto
Vicente
Introducción
Las
Escrituras nos aseguran que la sanidad divina está disponible para el creyente.
Isaías 53:4-5 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Mateo 8:14-17 Vino Jesús a casa de Pedro, y
vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
Y tocó su
mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. Y cuando llegó la
noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los
demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el
profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó
nuestras dolencias.
1 Pedro 2:24 Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
Pero no todos los enfermos
reciben sanidad divina. Aquí tres razones fundamentales:
1.
POR LA INCREDULIDAD DEL ENFERMO
La incredulidad es conocer la voluntad de Dios pero negarse a obedecerla
y actuar en ella.
Marcos 6:5-6 Jesús no pudo hacer allí
ningún milagro… Estaba asombrado de la incredulidad de ellos.
Hebreos 3:19 En el pasado, los israelitas “no pudieron entrar (a la tierra prometida)
a causa de incredulidad.”
La incredulidad se combate con la fe:
Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.”
La fe viene cuando la voluntad de Dios es conocida. Cuando se conocen las promesas de Dios, se pueden creer y recibir.
Hechos 14:7-10 “Predicaban el evangelio, había un hombre cojo de nacimiento… oyó
hablar a Pablo… Pablo vio que tenia fe para ser sanado."
Hebreos
11:1 La fe
es creer con absoluta seguridad que Dios nos dará lo que pedimos en oración.
2.
POR NO ARREPENTIRSE DEL PECADO
Juan 9:3 No todas las enfermedades
son por causa de pecado. Algunas son para manifestar la gloria de Dios.
Juan
5:14 Pero,
Cristo aseguró que el pecado puede provocar enfermedades.
1
Corintios 11:27-30 La falta de integridad genera enfermedad
y muerte.
Salmo
32:3
Encubrir el pecado envejecen los huesos
Salmo
51:8 El
pecado aleja el gozo y abate los huesos.
Santiago
5:15-16 Confesar pecados (arrepentimiento) abre
la oportunidad de sanidad
3.
POR LA SOBERANÍA DE DIOS
2
Corintios 12:7-9 Pablo tenía un aguijón en el cuerpo y
Dios no se lo quitó. El aguijón pudo haber sido una afección física, oponentes
a su ministerio o una enfermedad. Dios le dijo que su gracia era suficiente. 12:7 Este aguijón impedía que Pablo se
enalteciera por las revelaciones de Dios.
Job
1-2 Job era un hombre justo. Dios permitio
que Satanás arruinara sus bienes e hiriera a Job.
2
Reyes 13:14
El profeta Eliseo murió de enfermedad. Había hecho milagros, pero él no sanó.
1
Timoteo 5:23 Timoteo, colaborador de Pablo, tenía
frecuentes enfermedades.
CONCLUSION
Las escrituras afirman que
la paga del pecado es la muerte. Todos moriremos algún día, incluidos los
cristianos. La vejez con sus múltiples achaques es irreversible. La salud de nuestro cuerpo corruptible
terminará.
Usemos nuestra salud para
servir a Dios. Cuidemos nuestros hábitos de alimentación y de vida para ser
útiles a los propósitos del Señor.
En caso de enfermedad,
trate de identificar las causas. La enfermedad nos redarguye, provoca
arrepentimiento, nos mueve a la santidad y prueba nuestra fe. Crea en la
sanidad divina y pida con fe por su salud.
Si Dios, no le sana, tenga
la seguridad que su gracia es suficiente. Le dará fuerzas para seguir adelante.
Siempre recuerde que todo nos ayuda a bien para formarnos a imagen de Cristo.
El milagro más grande, más allá de la salud física es el don de la
salvación. Cuídelo con temor y
temblor y no permita que la salud de su cuerpo merme su fe.
© Sixto Vicente, 17 de mayo 2012. Se autoriza creer, vivir y compartir estos principios todos los días.
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